Pese a los reiterados intentos de consolidar una regulación concursal que facilite la supervivencia de las empresas en situación de insolvencia , la realidad es que el 95% de las compañías españolas que se hallan en esa tesitura acaban entrando en fase de liquidación.
La estadística es abrumadora, más aún si se tiene en cuenta que la actual Ley Concursal –promulgada en 2003– acumula ya una veintena de reformas y retoques, los más recientes de 2014 y 2015. Aunque los expertos consideran que estas dos últimas modificaciones probablemente contribuirán a reducir esa desmesurada tasa de mortalidad empresarial, la conclusión que se puede extraer de las cifras es que, hoy por hoy, la ley española no cumple con uno de los principales fines para los que fue promulgada: salvar de la quiebra a las empresas que están inmersas en dificultades, pero que todavía resultan económicamente viables.